6.La época de las Reformas
La reforma de la Iglesia se convirtió en una idea relativamente común desde el final del primer milenio (consulta la página 4 de este módulo), apoyándose en el deseo de volver a un estado que se consideraba original. La Reforma, término que abarca todas las reformas protestantes y que también influyó en una reforma católica (llamada Contrarreforma), se diferenciaba de los movimientos anteriores por su extensión y por el hecho de haber cambiado la faz de Europa.
La Reforma debe ser situada en su totalidad dentro de su contexto histórico. Repetidas veces desde la Edad Media, la Iglesia Latina habia iniciado reformas dirigidas a corregir las prácticas que se consideraban equivocadas, con el fin de volver a la pureza de la iglesia original. La Reforma Gregoriana (siglo XI) es la más conocida, aunque no fue, ni mucho menos, la única. En los siglos XIV y XV, la Iglesia de Occidente estaba en crisis: estaba dividida por el Gran Cisma (1378-1417), y se enfrentaba a la crítica del teólogo John Wycliffe y el sacerdote Jan Hus de Praga, que criticaba la riqueza de la Iglesia y su torpe jerarquía y la lengua vernácula en lugar del latín. El Humanismo renacentista apareció al mismo tiempo que la crítica histórica surgió con el Humanismo y trajo a la palestra versiones textuales más antiguas y mejores de obras originales, incluyendo la Biblia.Muchos humanistas pidieron una reforma de la Iglesia, que para ella no fue fácil de llevar a cabo. La Reforma Protestante arraigó en esta corriente, mientras obtenía apoyo a nivel político.
Martín Lutero. Las noventa y cinco tesis.
Las noventa y cinco tesis, que se dice que se publicaron en la puerta de la iglesia de Wittenberg el 31 de octubre de 1517, son consideradas el punto de partida de la Reforma Protestante. Lutero condenó las indulgencas, pero sin animosidad contra el Papa. Las tesis, sin embargo, desencadenaron una convulsión.
"Desde el amor a la verdad y del deseo de aclararlo, el Reverendo Padre Martín Lutero, Maestro de las Artes y Sagrada Teología y profesor ordinario en la misma Wittenberg, tiene la intención de defender las siguientes declaraciones y debatir sobre ellas en ese lugar. Por lo tanto, pide que los que no pueden estar presentes y debatir con él de palabra lo deberán hacer en su ausencia por carta. En nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Arrepentíos" (Mt 04:17), él quería que toda la vida de los creyentes fuera de arrepentimiento.
2. Estas palabras no pueden entenderse como una referencia al sacramento de la penitencia, es decir, la confesión y la satisfacción, como se aplica por el clero.
3. Sin embargo, esto no significa únicamente arrepentimiento interior; tal arrepentimiento interior es inútil a menos que produzca varios signos externos de mortificación de la carne [...].
5. El Papa ni quiere ni puede perdonar ningún castigo excepto aquellos impuestos por su propia autoridad o la de los canónigos.
6. El Papa no puede perdonar culpa alguna, sino declarando y demostrando que ha sido perdonada por Dios; o, para estar seguro, personando la culpa en los casos reservados a su juicio.. Si su derecho de conceder el perdón en estos casos no fuera tenido en cuenta, la culpa ciertamente permanecería sin perdón [...].
20. Por lo tanto el Papa, cuando usa las palabras "remisión plenaria de todos las penas" en realidad no quiere decir "todas los penas", sino sólo las impuestas por él mismo [...].
21. Así, los predicadores de indulgencias se equivocan cuando dicen que un hombre es absuelto de toda pena y salvado por las indulgencias papales.
22. De hecho, el Papa no perdona a las almas del purgatorio ninguna pena que, según el derecho canónico, deberían haber pagado en esta vida.
23. Si la remisión de todas las penas cualesquiera que fueran se podía conceder absolutamente a alguien, sin duda sólo se concedería a los más perfectos, es decir, a muy pocos [...].
27. Ellos predican sólo doctrinas humanas que dicen que tan pronto como el dinero tintinea en el cofre, el alma vuela fuera de purgatorio [...].
28. Es cierto que cuando el dinero tintinea en el cofre, la codicia y la avaricia pueden incrementarse; pero cuando la iglesia intercede, el resultado está en manos de Dios solamente [...].
32. Los que crean que pueden estar seguros de su salvación porque tienen cartas de indulgencia serán condenados eternamente, junto con sus maestros.
33. Los hombres deben estar en guardia especialmente contra los que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don de Dios por el cual el hombre se reconcilia con él.
34. Ya que las gracias de indulgencias se refieren sólo a las penas de la satisfacción sacramental establecidas por el hombre.
35. Los que enseñan que la contrición no es ecesaria por parte de quienes intentan comprar las almas del purgatorio o comprar privilegios confesionales predican doctrina no cristiana.
36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de la pena y culpa, aún sin cartas de indulgencias.
37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, participa en todas las bendiciones de Cristo y de la iglesia; y esto se lo ha concedido Dios, aún sin cartas de indulgencias.
38. No obstante, la remisión papal y la bendición no son de ninguna manera descartables, porque son, como he dicho (Tesis 6), la proclamación de la remisión divina [...].
48. Se debe enseñar a los cristianos que el Papa, en la concesión de indulgencias, necesita y, por lo tanto, desea su devota oración más que su dinero ".
Martín Lutero. Las noventa y cinco tesis (1517) http://www.luther.de/en/95thesen.html
Lucas Cranach el Viejo. La Ley y la Gracia.
Lucas Cranach el Viejo (c. 1472-1553) fue un pintor alemán. Ejerció como retratista y pintó muchos retratos de Martin Lutero y su familia. Otra parte de su trabajo estuvo dedicada a temas religiosos. En La Ley y la Gracia contrasta la ley (es decir, el Antiguo Testamento), que condena al pecador, y la Gracia (el Evangelio), que lo salva. Esta obra también está relacionada con la polémica entre católicos y protestantes: los católicos insisten en la salvación a través de buenas acciones, mientras que para los protestantes, la fe sola salva.
Lucas Cranach el Viejo. La Ley y la Gracia (1529). Gotha, Schlossmuseum. Obtenido de http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Cranach_Gesetz_und_Gnade_Gotha.jpg
Martín Lutero. En cuanto a la libertad cristiana.
En cuanto a la libertad cristiana es una de las obras más importantes de Lutero, ya que presenta su tesis oponiendo las buenas acciones, inútiles para la salvación, a la fe, único camino a la salvación.
"Vamos a examinar el tema con un principio más profundo y menos simple. El hombre está formado por una doble naturaleza, espiritual y corporal. En cuanto a la naturaleza espiritual, a la que llaman alma, se le llama el interior, el nuevo hombre espiritual; en cuanto a la naturaleza corporal, a la que llaman la carne, se le llama el, exterior, el viejo hombre carnal. El Apóstol habla de esto: "Aunque nuestro hombre exterior se deteriora, el interior no obstante se renueva de día en día" (2 Cor 16 IV). El resultado de esta diversidad es que en las Escrituras se hacen afirmaciones opuestas en relación al mismo hombre, siendo el hecho que en el mismo hombre estos dos hombres se oponen el uno al otro; la codiciosa carne contra el espíritu, y el espíritu contra la carne (Gál. v. 17) [...].Una cosa, y una sola, es necesario para la vida, la justificación y la libertad cristiana; y esa es la palabra más sagrada de Dios, el Evangelio de Cristo [...].Mientras tanto, es necesario señalar que toda la Escritura de Dios se divide en dos partes: los preceptos y promesas [...]. Ahora, cuando a un hombre se le ha enseñando a través de los preceptos su propia incapacidad, y se angustia por la manera en la que puede satisfacer la ley, ya que la ley debe cumplirse, para que ni el más minimo detalle de ella se le pueda pasar, ya que de lo de lo contrario, será irremediablemente condenado, entonces, ser verdaderamente humilde y reducido a la nada a sus propios ojos, no encuentra en sí mismo ningún recurso para la justificación y la salvación. Luego llega en esa otra parte de la Escritura, las promesas de Dios [...].Ya que lo que es imposible para ti por todas las obras de la ley, que son muchas y, sin embargo inútiles, deberá cumplirse de una manera fácil y resumida por la fe ".
Martín Lutero. En cuanto a la libertad cristiana. The Harvard Classics, vol. 36.
Concilio de Trento. Decreto sobre la justificación
El Concilio de Trento (1545-1563) fue un concilio ecuménico celebrado en la ciudad italiana de Trento. Fue uno de los concilios más importantes de la Iglesia Católica Romana. En sus actas, condenó a los reformadores protestantes y puso en práctica los medios para combatir sus ideas mejorando el ministerio de la Iglesia. El Concilio fue el punto de partida de lo que se ha denominado como la Contrarreforma, hoy en día cada vez más llamada la Reforma Católica, ya que los temas que pretendió resolver también se extendieron al funcionamiento de la Iglesia.
Capítulo 1: "[...] es necesario que cada uno reconozca y confiese, que, mientras que todos los hombres habían perdido su inocencia en la prevaricación de Adán-[...] eran hasta entonces siervos del pecado [...] aunque el libre albedrío, atenuado como lo fue en su poder, se inclinase, de ninguna manera ese extinguió en ellos".
Capítulo 9: "Pero, aunque es necesario creer que los pecados son perdonados [...] a título gratuito por la misericordia de Dios por el amor a Cristo; sin embargo, [...] [no se puede confiar en la] certeza de la remisión de sus pecados [...].Porque aunque ninguna persona piadosa debería dudar de la misericordia de Dios, del mérito de Cristo y de la virtud y eficacia de los sacramentos [...], nadie puede saber [...] que ha obtenido la gracia de Dios. "
Capítulo 10: "Habiendo, pues, sido por lo tanto justificado, habiendo hecho las paces y los servicios de Dios, avanzando de virtud en virtud, que es renovada, como dice el Apóstol, día a día; es decir, por la mortificación de los miembros de su propia carne, y presentándolos como instrumentos de justicia en la santificación, ellos, a través de la observancia de los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la fe en cooperación con las buenas obras, aumentan la justicia que han recibido a través de la gracia de Cristo, y se justifican aún más [...]. ¿Ves que por las obras el hombre es justificado, y no solamente por la fe ? ".
Concilio de Trento. Decreto sobre la justificación, sexto período de sesiones (13 de enero 1547). Trad. J. Waterworth.